diciembre 10, 2004

Ya pa´que

Por fin me liberé del yugo escolar y la mano dura del docente. En un despliegue de infinita humildad este pobre mortal deseó por unos días festejar de forma soberbia dicho acontecimiento, por lo cual me tomé el atrevimiento de invitar a mi fiesta de graduación a aquellos que se tomarón el tiempo de hacerme la vida miserable, por profesión más que por gusto (quiero pensar).

En fin aprovecho este espacio que me da la nueva era de la información para declarar mi triste y desconsolada situación ante la negativa de la Doctora, que su nombre empieza con Cristina y termina con Rivera-Garza y a la que no voy a acusar directamente, de asitir a una fiesta de adevis.

No tengo más que decir. Her Doctora es una pena, una pena. Bendito dios soñar todavia no causa impuestos. Así que espero que la próxima vez si se pueda!!!

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