junio 24, 2008

Te quiero normal

Te quiero normal
una cosa moderada
si un dia no podemos quedar
pues no pasa nada.

Quedarme en tu piso y eso lo se,
nunca se ha dado el caso
tu casa es que me pilla muy lejos
no me viene de paso.

Cuando hacemos el amor
no veo fuegos artificiales
un dia oi petardos ,si
pero es que eran carnavales.

Un dia me pareció
que me daba un vuelco el corazón
pero no era por ti
era un corte de digestión.

Normal, te quiero normal
tampoco estoy yo muy agusto
te quiero normal
ni mucho, ni poco, lo justo

normal, te quiero normal
tampoco es que digas que flipe
prefiero ir al cine contigo
que estar en cama con gripe.

Aunque eso si, si peligrara tu vida
no te quepa ninguna duda
yo seria de los primeros en gritar
pidiendo ayuda.

Berto (programa: Buenafuente)

junio 06, 2008

Ayer me hablaron!!!

Ayer me habló una compañera de casa que tuve hace, algo así como dos años, dos años mas o menos... Una de las etapas mas difíciles para mi en la gran ciudad, apenas era mi mudanza, el regreso, al smog, el tráfico, el estrés, los imecas y demás maravillosas cosas que contiene el arcón capitalino...

Total, que como por ahí de las diez de la noche suena mi teléfono celular, de un número desconocido, raro en él porque no suele recibir llamadas de desconocidos, es pequeño pero le he enseñado a cuidarse, sabe perfectamente lo peligrosas que son las llamadas desconocidas, a sabiendas de esto decidí contestar de forma agradable, - Bueno- , una voz de fémina despreocupada atendió.

Dicho personaje del sexo femenino despreocupado, me causó una de los últimos gozos más gozosos que he vivido en los últimos años de gozadera, explico.

Antes de interesarse y disimular un poco preguntando: ¿cómo te va?, ¿qué has hecho?, ¿a qué te dedicas ora?, no sé, tantas y tantas preguntas triviales que merecen una respuesta igual de trivial, pero que le ponen vaselina a las verdaderas intenciones de la llamada, sin cafecito y sin nada la soltó, - oye ¿te acuerdas de la vajilla que teníamos cuando compartíamos casa?, fíjate que me estoy cambiando y la necesito.

Bueno, no importando lo que pase alrededor de nadie, después de dos años, esta cabrón que una vajilla que compraste en la comercial mexicana este todavía en uso... y que además te des el tiempo de gastar una llamada a un carnal, que una vez que ya no vivían juntos, no tuviste la mas remota intención de volverle a ver en tu vida, por mis cojones que es una vacilada.

Acto seguido preguntó por sus cubiertos y por algunos utensilios de cocina más: pues que me abra visto cara de Chef, en mi vida cocino más que los sándwiches pal super bowl o las pechugas a la mostaza que me quedan de rechupete.

Así pues con toda la educación del mundo le contesté que lamentablemente ya no contaba con nada de esas cosas, la verdad es que a dos años y tres cambios de casas, las cosas se han ido quedando como bajas de guerra, aun así le pude conseguir tres platitos que la última vez que los vi en uso, uno tenia una vela verde, semi derretida en el baño, para los baños de aroma terapia, otro servía como protección para la maceta de una linda plantita de nombre esteparia que crece en la ventana de la cocina, gracias al platito evito que escurra el agua y manche el azulejo y uno más con el que hipólito (un pequeño scotish, que ahora me hace compañía) se ha encariñado porque en el sirvo el pedigree, vieran que contento se pone cuando saco el platito de la carnita sabrosa.

Bueno, el trato fue, que le consiguiera lo mas que tuviera y se lo entregara no este fin de semana porque estaría muy ocupada, pero el que viene. Que te puedo decir yo, ahora tendré que evitar mi aroma terapia, comprar una jerga para limpiar los escurrimientos esteparios y enseñarle a hipólito que la carnita viene en una latita amarilla y no en un platito de colores.

Así no me gustas...

De la espera, desesperada, encontrando un porqué sin un adiós...

Sigues aquí tan oscura como siempre, tan lúgubre, tan falta, tan extraña y tan ausente, así no me gustas...

Callo a los teléfonos, desenfadados por timbrar, ciego los portarretratos que me miran las horas pasar, preparo el periódico y abro el café, esperando encontrarte entre la borra de las líneas rojas, en el subtexto, entrelineas quizá.

Como no te mueres, como no te me vas.

Sigo incomprendiendo, fatigando, hastiando, mientras las piernas derraman su última conquista, mientras los segundos se me clavan en los ojos y los minutos en el pecho, mientras los patrones de la alfombra persa se amarran a mis tobillos para impedirme salir corriendo a gritar, gritarte, harto, alto, mucho.

Y sigues aquí tan oscura como siempre, tan lúgubre, tan falta, tan extraña y tan ausente, así no me gustas...