septiembre 27, 2004

Hoy el día no dio pa más...

No tengo más nada que decir...

septiembre 21, 2004

Pídeme, no olvidarte

Pídeme la luna, pídeme el recuerdo, pídeme el intento, pero no me
pidas una explicación porque fue lo único que salvó el amor, fue lo
único que no mató a la esperanza, porque fue lo único que le permitió
a mis labios no olvidarte.

Madrugada

Dicen que el olvido llega con la madrugada, con el ultimo soplo
de la noche, donde tu respiración se corta para permitirle la entrada
y al cúmulo de sentimientos de un nuevo día que
vienen arrastrados por el rocío, así como si fueran hojas en el
otoño más otoño de todos los solitarios y tristes otoños.

Sólo espero que tus ojos no te permitan distinguir ese momento que
llamamos madrugada y que yo me empeño en nombrar olvido, ese olvido
que llega como un suspiro y te alcanza y te roba el alma, te separa
de ti y peor aun me separa de ti.

Sólo espero que no llegue la madrugada antes de que acabes de
respirar el sentimiento que escribo, mientras la madrugada se acerca
y la respiración se siente cada vez más pesada.

Sólo espero que no me olvides cuando llegue el momento de
olvidar.

Mientras...

Mientras se desempañan las ventanas, tengo que decirte que te quiero.
Mientras esperamos los resultados, tengo que decirte que te quiero.
Mientras canta la gorda, tengo que decirte que te quiero.
Mientras siga lloviendo, tengo que decirte que te quiero.
Mientras se oiga este compas, tengo que decirte que te quiero.
Mientras dure el invierno, tengo que decirte que te quiero.
Mientras esperamos que el sol nos descubra desnudos, tengo que decirte que te quiero.
Mientras el orgasmo se prolongue, tengo que decirte que te quiero.
Mientras los 60´s esten de moda, tengo que decirte que te quiero.
Mientras te recortas el cabello, tengo que decirte que te quiero.
Mientras chabelo este al aire, tengo que decirte que te quiero.
Mientras la linea no esté ocupada, tengo que decirte que te quiero.
Mientras la isla tenga hambre de libertad, tengo que decirte que te quiero.
Mientras esperamos las últimas gotas de la botella, tengo que decirte que te quiero.
Mientras no haya humo blanco en el Vaticano, tengo que decirte que te quiero.
Mientras la pelota esté en juego, tengo que decirte que te quiero.
Mientras se inunda Venecia, tengo que decirte que te quiero.
Mientras escriba en le Blog, tengo que decirte que te quiero.
Mientras te tengo, Tengo que decirte que te quiero.

septiembre 13, 2004

Quiero te

Te quiero tanto que tanto quiero
Quieres tenerme queriendo todo
Todos quieren tenerte queriendo
Quieren tenerte queriendo tanto
Tantos quieren todo
Todos quieren tanto
Quiereme tanto que todo quede
Tan querido tan quedado

septiembre 09, 2004

Inexperto Corazón

Llevaba medias negras,
bufanda a cuadros,
minifalda azul.

Joaquín Sabina


Las tardes se sucedían monótonas o triviales, mejor monótonas por no complicar el relato o más bien historia, porque mientras más intentas idealizar, o cometes errores o terminas sin decir nada, el chiste es que era una noche de verano o invierno o cualquier día del año menos los miércoles, porque los miércoles tienen ese tono azul o verde de mitad de semana que me ponen triste o melancólico, según el caso.

La rubia o morena, no puedo decirlo o asegurarlo mas bien, estaba contenida en un pequeñísimo, diminuto, casi insignificante vestido que se embarraba o mas bien se adhería a su cuerpo como ventosa a una ventana o niño al padre cuando tiene miedo, miedo como el mío cuando en dos o tres pasos se encontraba junto a la ventana de mi último modelo o como ahora suelen llamarlos cero kilómetros.

¿Quieres fuego o sólo diversión?, en un sólo golpe de voz o, al menos yo así lo sentí, me tembló lo temblable, me sudó lo sudable o era momento de acelerar a fondo o quedarme y tragarme palabra a palabra ese aliento a ron barato y alquitrán que en una noche fría extrañas, o yo tenía un verdadero problema con el olfato o el tono romántico de la rubia morena me tenia idiotizado, porque ni era tan noche, ni estaba haciendo frío.

Entre mi enajenación o estupidez de niño que pide por primera vez las cosas por favor o entiende la frase que preguntando se llega a Roma, me tendí sobre el asiento esperando o mas bien deseando una respuesta acorde a mis posibilidades, las cuales no entendían la razón de desear llegar a Marte o Júpiter sin pasar primero por la luna, una luna de queso que se escucha tan incierto como el 600 y el cuarto que traspasó mis tímpanos abriendo un hueco en mi materia gris o azul o verde o del color que tenga yo la materia.

En la boca no porque me enamoro, o en la frente o en el cachete, pero en la boca no, una boca que permítanme decirles era como una dulce guayaba o cereza, si, mas bien cereza ya que sus dimensiones no eran muy grandes, pero suficientes o satisfactorias para este caso, el caso es que ya estaba en mi coche, o tenia prisa o demostré demasiado nerviosismo, porque ahí mismo quiso culminar el contrato verbal o acuerdo al que habíamos llegado, si tan sólo supiera que con verla o disfrutarla por unos minutos más, hubiera sido suficiente para darle la cartera o el reloj o los dos, pero la dama se bajó, del coche ni la puerta cerró, o la pena me ganó o no soporté nunca más esos ojos o tal vez lo que no podía creer era la proximidad de sus cabellos con olor indescriptible sobre mis hombros que pedían a gritos desnudarse o despojarse del peso que cargaban encima, pero acelere a fondo o hasta donde el píe me dio y salí volando.

Todos los martes o miércoles que han perdido su tonalidad azul por olvido o compasión, me doy la vuelta por la misma esquina o jugueteo entre las calles a su alrededor y espero que sean las 11 para degustar del mencionado manjar a la luz de las velas mientras escucho el piano de un pobre viejo o no tan viejo pero pobre, que toca en el bar de la esquina como a las 11 o 12 que ella sale de su tercera o cuarta función, mientras, me hago acompañar de un trago de tequila o ron o cualquier inhibidor de la conciencia para dejarme soñar con tenerla o por lo menos olerla una vez más.

Ahora todo ha cambiado, o le tengo miedo o se me olvidó como soñar, pero ya no traigo carro, ni escucho el piano, ni salgo entre semana porque no me caen las desveladas o simplemente no me quiero ilusionar, ahora salgo a media tarde a pasear a mi perro por aquella vieja calle o callejón, porque ahora en eso se convirtió, según mi mujer estoy loco o tarado o de plano no entiendo del amor, pero por más que intento recordarla como en aquella noche, con un vestido revelador o un olor que aun no puedo olvidar o el fuego o la diversión, me tira de a loco o se da la vuelta hacía el otro lado del colchón.

septiembre 08, 2004


El orden del caos

¿Te tengo?

Temprano te tengo
Tuve.
¿Tienes tiempo?, Tengo tiempo
Tantas ganas de tenerte tan temprano
taladran el tuetano hasta tocar el timbre.
¿Tienes que tomar el tranvía?
Lo tienes tan trivial que termina tan tirado.
Ya no tengo más corazón para que lo trates como un tirano.