octubre 27, 2004

Sigues doliendo tanto

Durante las mañanas, cuando el sol está apunto de salir y tus caderas se estremecen por el frío que se cuela bajo las sábanas, decido volver la cabeza al otro lado de la almohada, no se porqué, ni entiendo el motivo.

Tres días al hilo. Sigo sin encontrar tu mirada, vertical, sigues doliendo tanto que no tengo palabras para decirte. Sigo sintiendo la humedad y el frío uniéndose bajo mis pies, me cuesta tanto recordarte, ahí, como espacio vacío de corazón triste.

Cuatro días ya. El tiempo me parece eterno, cuando volveré a levantarme con cuidado para no jalar de más la sábana y permitirle al aire tocar tus pechos desnudos, no soporto estas ganas de tenerte, no soporto estas puras y limpias ganas de besarte.

Cinco días. Estoy dudando que vuelvas, o estoy seguro que hice mal, o no entiendo la razón del desprecio, que bueno que no tengo crédito en el celular, si no ya estaría frito por llamarte.

El sexto día fue el peor. No te encuentro por ningún lado, prometiste volver, en verdad, ¿la distancia es el olvido?

Séptimo día, la sorpresa llegó. Una vez más estas junto a mi, ayer no dormimos más de dos horas, no podíamos dejar de tocarnos, bendito escozor bajo mi piel, espero tener las fuerzas para aguantar más de tu partida. Volteo hacia el otro lado de la almohada, quiero, no, necesito que todo vuelva a empezar.

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