Las canciones que ya te sabes…

¿Alguna vez te has preguntado cómo es posible que sin antes haber escuchado una canción la puedes cantar de pe a pa sin dudar un segundo en la letra?. Pongamos un ejemplo, ¿quién te enseñó las mañanitas?, ¿tu conoces al Rey David?, porque hasta donde van las investigaciones él es quien las cantaba y pues de ahí todos las cantamos como las cantaba él…

A mi parecer existen canciones que cuando naces ya te la sabes, no tienes que pensarlas, ni aprenderlas, ni nada, solo están ahí y ya, te marcan, te guían y te enseñan que existen sin que tu les des permiso.

Esas canciones son las que nos regalan maravillosos momentos como cuando ves a un rocker cantando Silvio Rodríguez o a un trovero tararear esa maravillosa obra de arte uy mai mai, uy mai mai, y ni se diga ver al darketo de tu primo en el baby shower de la tía titi, fiesta a la cual lógicamente le hicieron ir a fuerzas, vestido con su baberito y su chupón llevar el ritmo del pasito duranguense, con su botota negra apenas cubierta por su pantalón de cierto pelo negro.

Es ésta fuerza oculta y cuasi demoníaca la que nos hace levantarnos en la boda de tu prima la gorda, que por cierto está que se cae de buena, pero se le quedó el apodo de cuando iba a la secundaria y el jumper que la hacían llevar a la H. Secun. 6 “Doña Margarita Maza de Juarez” parecía que contenía el barril en donde el chavo del ocho vivía, pero decía, nos hace levantarnos y bailar con la gorda todas las de magneto y por supuesto el payaso de rodeo sabiendo que lo único bueno que obtendrás de eso es poderle pisar los cayos a toda la bola de gorrones que se están acabando el Güisqui, que tu papá apartó para sus conocidos.

Pues hay canciones que existen en tu mente per se, no les busques explicación porque no la tienen, sólo existen porque es su destino y su razón de ser, porque deben estar ahí para que en algún momento de la vida puedas hacer uso de ellas… Lo que está cabrón es que compadres como José Alfredo hayan puesto una en cada mexicano que nace… Ahora entiendo a los compositores que dicen que su público no ha nacido, lo que pasa es que tienen que morirse para repartir partituras en el más allá…