noviembre 02, 2005

Extraño, la ciudad.

El costo de la razón se eleva cada vez más. Cada día cuesta mucho más caro estar cuerdo, cada día me parece que se vuelve más y más largo, mientras tengo que fingir ser una persona normal. Con mis camisas de vestir, pero eso si con la rebelion bajo la cadera, osea, mis jeans deslavados y mis calzones de los taini tuns.

Cada día se vuelve más dificil salir a la calle y pretender entender como funciona una ciudad como el D.F. Salir y hacer creer a la gente que sabes a donde vas, que sabes perfectamente que es lo que estas haciendo, todo para que según tu, los cacos no se enteren que no eres más que un simple pueblerino ursurpando el lugar que le corresponde a un citadino en el metrobus.

Cada paso se vuelve más pesado mientras la contaminación se te mete por todos los orificios de tu cuerpo, si por todos, creanlo o no, después de algunos meses sientes como entra toda la cochinada, sientes como te vas haciendo charrito y te vas acostumbrando a la diaria vida de esta bonita ciudad.

Cada día son más las necesidades y menos el dinero en la tarjeta, cada día es más el sueño y menos las horas de descanso, cada día es más el hastio y menos los tequilas que me sirven, cada día es más la ciudad y menos yo mismo.

Cada cada de este escrito me llena de rabia por querer, tener, desear, aguantar estar en esta ciudad que no es mia, es más no creo que sea de nadie.

Bueno es de la esperanza.

(Finalmente, creo que esta ciudad no es pa´ todos)

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