Cuando terminé de dar la vuelta, entendí que no eras mía, te habías marchado, escurrido, evaporado, muerto.
Y al susurro de tus labios se le escucho su habitual silencio.
Dichoso yo que fui tuyo, mientras tu nunca fuiste mía.
Y mis gritos supieron a donde correr.
Lejos de ti.
marzo 30, 2010
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